jueves, 9 de junio de 2011

Vídeo-ponencia I: Funciones del tutor

A continuación, D. Víctor Gigón López, tutor de Secundaria, nos explica sus funciones y el PAT que se lleva a cabo en el centro educativo en el que trabaja, además de mostrarnos dos casos prácticos basados en situaciones reales:

https://cv2.sim.ucm.es/moodle/file.php/8618/4_Tutor_secundaria_16-3-11_289mb_.avi

Práctica de reflexión:

1. Hacer una descripción y valoración del planteamiento de la acción tutorial (PAT), acción con las familias y papel en las evaluaciones.

El experto nos explica que el PAT se elabora a principio de curso por los tutores y/o por el orientador, planificando el cuadro de trabajo según el día, objetivo, actividad y competencia básica. No se trata de un programa rígido, ya que muchas veces debe modificarse a causa de algún que otro imprevisto. Es por esto que su evaluación se hace de forma trimestral y, después, final; en ella, se aportan las observaciones anotadas en cada tutoría, para tenerlas en cuenta.

Respecto a las familias, este centro aporta dos tipos de tutoría: una con los padres de un alumno en concreto, los cuales deben pedir cita para que se realice, donde no sólo se tratan los aspectos académicos, sino también los personales y los familiares (la duración y la presencia del alumno dependen de la decisión del orientador, siendo las tutorías dependientes, a su vez, de las características individuales del alumno y sus necesidades); por otro lado, las tutorías generales para padres se realizan a principio de curso, hacia la mitad del mismo y al finalizar este, en las que el orientador da una charla común. Los profesores proporcionan los informes de sus asignaturas, donde aparecen alumnos en positivo o en negativo según los aprobados y los suspensos que hayan obtenido (los alumnos en negativo requieren más tiempo tutorial); en el caso de que a algún alumno se le haya dado mal en el primer y segundo trimestre, se debe intervenir hablando con él y con los padres, buscando los porqués del problema y tratar de solucionarlos. Hay casos “especiales” en los que el problema llega al Consejo Escolar (si hay expulsión por falta grave, etc.).

Se realiza, además, una evaluación del funcionamiento del centro, a la que llaman “tutoría interna”, donde reexponen los problemas que conciernen al centro, se buscan soluciones y, si es preciso, se hacen las modificaciones pertinentes tanto en la planificación como en la acción.

Personalmente, no me parece que el desarrollo del PAT esté mal, pero sí hay en algunas cuestiones en las que no estoy del todo de acuerdo, como en etiquetar a los alumnos como “positivos” o “negativos”, ya que pueden asumir esos roles. Está bien individualizar los problemas, pero creo que el plan se centra estrictamente en solventar estos, en vez de tratar de prevenirlos. Es cierto que tampoco se habló sobre alumnos con necesidades educativas especiales, ni sobre la atención a la diversidad. Tampoco se trabaja demasiado el fortalecimiento personal, ya que ante cualquier problemática se acude al orientador para que este la resuelva, y este no deriva ningún caso a otro profesional ni informa a los destinatarios de sus servicios sobre la existencia de otras posibilidades u otras personas a las que acudir; quizá este intento de abarcar tan amplia resolución de problemas sea lo que crea la dependencia de los sujetos que acuden a este profesional, desfavoreciendo su proceso de toma de decisiones, y así su autonomía. Cabe destacar, en relación a esto último, que los alumnos no participan para nada en las evaluaciones, posibilidad que podría ser estudiada.

2. Enfoque en los casos expuestos.

Respecto al caso de la alumna de 17 años, me pareció que se daba más importancia al hecho de que el equipo estuviera informado del problema que el problema en sí. En mi opinión, como profesionales debemos proporcionar la confidencialidad que exige la madre, creando confianza, puesto que si rompemos ese compromiso puede quebrarse también nuestra intervención educativa.

Es cierto que los componentes de equipo deberían ser informados al respecto, para tenerlo en cuenta de cara a sus aspectos académicos, personales y sociales, pero sólo con el consentimiento de la madre.

Sólo en el caso de que fuera muy preciso, podría considerarse la opción de avisar a la madre de la niña de que se va a aportar dicha información al resto del equipo, siempre exponiéndole los motivos por los que creemos que la actuación que vamos a emprender es totalmente necesaria. Sí sería conveniente hacer partícipe a la madre de las ventajas que conlleva el hecho de que el resto de profesionales esté al tanto del problema, aconsejándole que de este modo nos valdremos de más ayuda para solventarlo, advirtiendo también los posibles efectos (tanto positivos como negativos) de su decisión para que pueda adquirir un sentido crítico al respecto.

3. Grado de coherencia entre su planteamiento o acción como tutor y su discurso en el vídeo “Dolor de la lucidez”.

Si se habla tanto, no se respeta el espacio con el sujeto, no se pueden interpretar los silencios (los informes nos dicen que aproximadamente un 70% de la información que recibimos es a través del lenguaje no verbal).

La orientación puede no centrarse así en el sujeto, ya que este no tiene tiempo para reflexionar y expresarse (si no mantenemos una escucha activa o “espejo”, la orientación no servirá de nada).

Por otro lado, cabe destacar que el orientador sólo comenta los informes de los profesores, pero no es partícipe de los mismos, lo que puede dar lugar a sus interpretaciones propias. En relación con esto, ¿no debería el orientador formar parte de la creación de dichos informes?

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