Érase una vez…
un grupo de estudiantes desmotivados,
cansados de la enseñanza formal,
así como de los profesores anticuados.
Érase también…
una facultad veterana,
algo gris y desmantelada,
por la que transitaban sin gana.
Tras las vacaciones de Navidad,
a ninguno le apetecía nada
volver a asistir a las clases,
mientras sus motivaciones escapaban.
Si bien es cierto que algo en ellos despertó en algún momento,
gracias a un cambio de rumbo en algún que otro departamento.
A pesar de tener que esforzarse y estrujarse los sesos,
los estudiantes aprendieron a que no se les diera nada hecho.
Por sí mismos encauzaron un nuevo camino a emprender,
en el que la implicación de otros profesionales
supo sus necesidades educativas atender.
Desde entonces, surgió la proactividad en sus vidas:
volvieron la imaginación, la creatividad y la motivación perdidas.
Nada más insólito que sus logros académicos,
gracias a su esfuerzo… y a los bagajes de los expertos.
Entonces aquella facultad gris
Dejó a un lado su austeridad
Para alabar una educación
Que pinta abanicos de color
De caminos por andar.
¡ que bonito Laura!!! ¡
ResponderEliminarLaura, me ha gustado mucho tu blog.
ResponderEliminarCreo que debes seguir escribiendo, lo haces muy bien, no solo en verso que también.
Espero haber contribuido a poner un poco de color a vuestro paso por la facultad.
Buen verano.
Miguel